Desarticulado un clan familiar especializado en el robo de vehículos para su posterior venta en África

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La Guardia Civil, en el marco de la operación MUTALA, ha recuperado 57 vehículos robados principalmente en la provincia de Madrid,  cuyo destino era su venta en Marruecos.  Hay ocho personas detenidas, varias de ellas pertenecientes a una misma unidad familiar, a las que también se les imputan robos con fuerza en ocho farmacias de la provincia de Madrid.

Vehículos robados
En los registros realizados durante la operación, se ha recuperado abundante material utilizado en la falsificación de placas de matrícula y troquelado de números de batidor.
Misma numeración de placa de matrícula
La investigación se inició tras el análisis de la información obtenida en distintos puertos marítimos de nuestro país con conexión con Marruecos, al detectarse, por parte de los investigadores, varios vehículos con destino a ese país de un mismo modelo, de distintos colores y características, pero todos ellos con la misma numeración de placa de matrícula.
Placas de matrícula intervenidas
Tras identificar a varios de los responsables de un posible hecho delictivo y, una vez analizada su manera de actuar, los agentes corroboraron como el cabecilla del grupo criminal, que estaba perfectamente organizado, ordenaba al resto de componentes que robasen vehículos de las mismas marcas y modelos que los que él y su familia tenían legalmente adquiridos para, posteriormente, falsificar las placas de matrícula y los números de bastidor de estos vehículos, con los datos de los suyos legales.
Este supuesto cabecilla del grupo criminal, de origen marroquí,  aprovechaba la infraestructura y cobertura de la que disponía en su país natal para vender allí los vehículos sustraídos. De hecho, con el pretexto de visitar a su familia en Marruecos, como así informaba a los agentes de los puntos fronterizos, llegaba a enviar hasta dos coches a la semana al continente africano.
Detenido
El mismo proceder lo repetían otros miembros del grupo criminal, que cumplían las órdenes de su jefe por una contraprestación económica de menos de 1.000 euros por viaje y coche entregado, que habían sido detenidos en varias ocasiones al intentar sacar vehículos sustraídos de España, falsificados documentalmente con sus propias identidades y matrículas,  que constaban en las bases de la Dirección General de Tráfico.
Varios miembros de una misma unidad familiar
El supuesto jefe del grupo contaba además con su propia familia para llevar a cabo sus distintas actividades. Se ha detectado a tres de sus cuatro hijos y a un sobrino, repartiéndose entre ellos las distintas modalidades delictivas.
Concretamente, mientras el hijo mayor robaba utilitarios y furgonetas con “buena salida” en Marruecos, otro gestionaba la falsificación de los elementos identificativos y un tercero, junto con un primo, robaban vehículos de alta gama para cometer robos con fuerza en farmacias durante los fines de semana.
Robo con fuerza
Solían robar los vehículos en barrios de personas trabajadoras de la capital y municipios aledaños, a los que extraían el tapón  del combustible del que obtenían una copia de la llave que la hacía totalmente operativa de cara a la venta del vehículo. Además anulaban el sistema de seguridad electrónico antirrobo.
Una vez robados los vehículos y, antes de trasladarlos a una finca rural de la localidad de Paracuellos del Jarama (Madrid) donde falsificaban las matrículas  y los números de  bastidor, los estacionaban en la vía pública durante unos días para verificar que no había ninguna medida de vigilancia sobre ellos.
Todos los elementos para llevar a cabo estas falsificaciones los escondían en un zulo practicado bajo tierra en esa finca, donde han aparecido troqueladoras, placas de matrícula de metacrilato y aluminio en blanco, elementos de punzonado para falsificar números de bastidor, recortes de chapas con números de bastidor ya grabados para superponerlos en los bastidores de los vehículos sustraídos, pegatinas de los fabricantes con información del vehículo y más de 60 copias de llaves.
Zulo
Sólo el día de ejecución de esta operación, se recuperaron 25 vehículos aparcados en distintas calles de la capital madrileña, de los que 5 de ellos tenían la misma placa de matrícula.
Era tal la sensación de impunidad con la que actuaban que, varios de los miembros de la organización, se movían a diario con coches con la misma matrícula, estacionándolos incluso en las inmediaciones del domicilio familiar.
Robos en farmacias con vehículos de alta gama
La rama de la organización que utilizaba los vehículos sustraídos de alta gama para cometer robos con fuerza en establecimientos farmacéuticos, era más violenta y actuaba siempre de noche, ocultos bajo gorras, pasamontañas y varias prendas de ropa que disimulaban su apariencia física,  para ocultar su identidad real.
A la hora de robar estos vehículos, preferían hacerlo en centros comerciales, donde tras violentar la cerradura con un utensilio similar al clásico “sacacorchos”, extraían la cerradura y accedían al interior para manipular los elementos electrónicos antiarranque y llevárselo en marcha en poco más de un minuto.
Para elegir las farmacias sobre las que actuarían, recorrían largas distancias en horario comercial hasta ubicar aquellas que reuniesen unos determinados requisitos, sobre todo que estuviesen próximas a una gran vía de comunicaciones para poder escapar a gran velocidad, que tuviesen mucha afluencia de público, para asegurar un mayor botín, y que dispusiesen de una caja fuerte específica, muy usada en este tipo de establecimientos, que no dudaban en llevarse a la fuerza para conseguir cuantías de hasta 20.000€ por robo.
Accedían a estas farmacias para adquirir cualquier producto cotidiano, a la vez que grababan con sus teléfonos móviles el interior de la misma y la ubicación de la caja fuerte, para así poder estudiar y planificar detalladamente su robo.
De la misma manera, tenían varios vehículos estacionados en la inmediaciones de los establecimientos elegidos, para asegurarse un plan de huida si algo saliese mal, así como placas de matrícula sustraídas de coches similares para tratar de pasar lo más desapercibidos posible.
La operación la llevó a cabo la Sección de Delincuencia Organizada del Automóvil de la Unidad Central Operativa de la Guardia Civil y dirigida por el  Juzgado de Instrucción nº 5 de Madrid.

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