El día de la marmota

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El día de la marmota

Imagínese que usted ha pedido un crédito al banco para comprarse el último modelo de SEAT LEÓN, todos preferimos un MERCEDES, pero no hay coches de lujo para todos. Las plazas de garaje están caras y lo va a aparcar en la calle en un barrio de Madrid donde las envidias de los vecinos son muy malas, en un barrio de la periferia es mejor no ser ostentoso y además la primera opción no está nada mal para ir a trabajar cada día, llevar a los niños al colegio, hacer la compra, ir al pueblo por vacaciones y el fin de semana a comer a la sierra.

El caso es que sale el Ministro de Interior diciéndole a usted que no se preocupe porque España es un país seguro y podrá aparcar el coche en la calle, ese es el trabajo de un ministro y tiene razón si obviamos la información que el Ministro ignora, que la mayoría de funcionarios de interior ignoran y que tampoco quieren saber porque así les va bien. El caso es que usted cree que está seguro hasta que una buena mañana se levanta para ir a trabajar y su coche ya no está, el seguro a terceros no le cubre la totalidad del valor, usted sigue pagando el coche al banco durante los próximos años, para ir a trabajar tendrá que coger el metro y tardar el doble, con los niños tendrá que buscarse la vida y la compra en el supermercado la podrá pedir por Internet. Los fines de semana en la sierra de momento quedan fuera de la agenda.

 

Usted ya sabe que por si las moscas hay que desconfiar de la autoridad y es necesario escuchar el mensaje, pero gran parte es propaganda, menos caso aun cuando le hablan de estadísticas o de conceptos extraños como eficacia policial. No sabe por qué, pero desconfía de quienes le piden su confianza, a menudo también son los primeros que le mienten. Sabe que de aquello que sale diciendo un político, la mitad de la mitad es verdad y de esa cuarta parte hay que cuestionar las fuentes y a los que han cocinado los informes.

Hay conceptos que para usted son poco familiares como el “hecho conocido”, el “hecho esclarecido” o la “eficacia policial”, solo sabe que de poco sirven cuando le han robado su coche. Los burócratas que no salen a la calle creen que la seguridad pública se reduce a los conceptos que ven sobre el papel, no son culpables de su ignorancia, desconocen cualquier cosa ajena a lo que les han dicho su jefe, el jefe de sus jefe y así sucesivamente durante veinte años que lleva funcionando el sistema estadístico de la criminalidad (SEC) sin que nadie se lo cuestione. Han optado por la comodidad de subirse a la rueda y cubrir el expediente; no se plantean cosas como las que ve usted a diario en la calle, de hecho, usted y su coche son solo un número en una estadística para ellos. Tienen preocupaciones de otra clase como entrar para el año que viene en el turno de reparto de las medallas, no quedarse fuera del próximo ascenso o acceder a un puesto vitalicio de jefe “de algo”, no se juegan la piel ni arriesgan su vida.

Hay conceptos que usted como ciudadano también ignora y es que la culpa no es de nadie, no existe un sistema mal diseñado por mala fe, se trata de un sistema con veinte años que entonces era mejor que nada. Introducir un par de variables en aquel momento ya supondría un enorme esfuerzo. La base de este diseño obsoleto de la seguridad pública no está en la mala fe, está en la ignorancia y tal vez en la holgazanería, es mejor no pensar demasiado que ser considerado conflictivo por destacar.

En el año 2019 el contexto es otro, ya somos muchos los que creemos que hace falta dar un giro de 180 grados, sostener lo que ya funciona al 50 y perfeccionarlo para que funcione al 100 %. En 1PSXXI somos policías de la calle y nos causa frustración que a usted le roben su SEAT LEÓN, nos planteamos la tesis y la antítesis para llegar a la hipótesis en lugar de seguir dogmas. Cuando hablamos de eficacia policial también nos planteamos la eficacia criminal, una eficacia del 90 % en el caso del delincuente que es detenido una vez por cada 10 delitos que comete. Aunque a usted le vendan que la Policía ha detenido a un ladrón por diez robos de SEAT LEÓN, lo que realmente le preocupa es la eficacia criminal, porque usted no ha recuperado su coche y de nada le sirve que la Policía cumpla sus objetivos en un 100 %.

El SEC premia que la eficacia criminal sea proporcional a la eficacia de la Policía, cuando debería ser inversa, de modo que un 90 % de eficacia criminal significara un 10 % de eficacia policial y viceversa, pero no es así. Un sistema basado en la meritocracia apartaría a un jefe de investigación que recibiera un número de denuncias sin esclarecer y lo sustituiría por otro, pero el SEC le permite hacer una detención y justificar que se trata del autor de la muerte de Manolete. Desde su punto de vista de ciudadano, un ladrón detenido por 30 robos es una historia de fracaso, no una historia de éxito y ese policía no debería ser recompensado por el mérito policial, algunos consideran al día de la Policía como el día de la Marmota porque cada año es el mismo postureo que el siguiente y el anterior.

El SEC beneficia a quien decide quedarse en una comisaría esperando a que entren las denuncias para actuar a toro pasado, frente a quien opta por hacer un análisis prospectivo de los datos, salir a la calle y bajarse del coche a identificar a un sospechoso. El primero no va a recuperar su SEAT LEÓN, el segundo pillará al caco con las manos en la masa y le devolverá su coche.

El coste y el beneficio tampoco será el mismo, el primero recibirá una medalla por esclarecer el robo de 10 SEAT LEÓN, al segundo le dirán que es su obligación y seguirá trabajando para evitar esa frustración que le causa ver una víctima más a la que no ha podido proteger. El primero será pasivo ante el delito y el segundo asumirá el riesgo, unos se jugarán su carrera y otros se jugarán volver a casa.

En 1PSXXI hemos presentado una iniciativa en el Ministerio de Interior para reformar el SEC y de momento ha gustado a sindicatos, algunos políticos y policías de la calle. Con esta iniciativa pretendemos un nuevo diseño del SEC para que tenga más valor el trabajo del policía que coge al ladrón con las manos en la masa y le devuelve su coche, que la pasividad de quien detiene una vez para esclarecer 10 delitos sobre el papel y sostener la eficacia criminal en el 90 %.

Otro de los propósitos de nuestra reforma es que no valga lo mismo fumarse un porro que cometer una violación y no valga lo mismo un hecho consumado que una tentativa, para que una tentativa de robo con fuerza no se llame “daños” y puntúe de acuerdo a lo que es desde el punto de vista del ciudadano y del policía si pilla a alguien forzando la puerta de su casa. Proponemos un baremo por hechos para que cada hecho tenga un valor diferente de acuerdo a su impacto en la seguridad pública y un criterio para definir la eficacia policial diferente, para que cada hecho esclarecido tenga diferente valor en función de si se esclarece antes o después de recibir la denuncia.

 

En el contexto actual de seguridad hace falta incluir nuevos conceptos como es la “escalada del delito” y aceptar que el delito es escalable, porque según aumentan su “rentabilidad” y la “eficacia criminal” de un autor es más alta, también aumenta la “escalabilidad”. Cuando un delincuente tiene sentimiento de impunidad, le renta buscar un mayor alcance y pasar de no emplear violencia a sí hacerlo, pasar de la delincuencia común al crimen organizado y de delinquir para sobrevivir a hacerlo para enriquecerse.

El escenario actual de la criminalidad sufre un aumento de delitos violentos, crímenes de sangre sujetos a muchas variables, pero que comparten como denominador común principios que todavía no se evalúan, como la seguridad subjetiva del malo o sentimiento de impunidad, la eficacia criminal, la rentabilidad del delito y la escalabilidad. Una escalabilidad que aumenta el beneficio económico del autor de delitos contra la propiedad, la sensación de vulnerabilidad de una víctima frente a un agresor y la sensación de poder de este frente a víctimas potenciales.

El día de la Policía ha vuelto a ser el día de la marmota, porque se sigue premiando a quienes sostienen el SEC esperando a que entren las denuncias VS a quienes se bajan al barro. Se ha recompensado a quienes esclarecen hechos VS a quienes le recuperan a usted su SEAT LEÓN.

 

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