La Guardia Civil detiene a 40 personas por el robo de 118 vehículos y su posterior venta en concesionarios

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La Guardia Civil, en el marco de la operación “VOLTEDA-DUPLARE”,  ha desarticulado una organización delictiva de ámbito internacional dedicada al tráfico ilícito de vehículos entre España y varios países europeos. 

Los agentes han detenido a 40 personas, 8 de ellas en Francia, de nacionalidades española, rumana, argentina y búlgara. A todos ellos se les considera los responsables del robo de 118 vehículos en nuestro país, de los cuales 61 han sido recuperados en Francia.  Con la venta de estos vehículos, habrían obtenido más de 4.500.000  € de beneficios.

En los diferentes registros practicados, se han recuperado varios vehículos que estaban preparados para su exportación al extranjero, así como útiles utilizados para la falsificación, además de matrículas y documentaciones extranjeras falsificadas.

Investigación

La investigación comenzó a principios del pasado año, cuando la Guardia Civil detectó una ITV ubicada en Madrid, en la que varios usuarios de la misma estaban utilizando documentaciones de vehículos sustraídas en Alemania, para pasar favorablemente la inspección técnica a vehículos que simulaban venir de ese país y así poder registrarlos en España, cuando en realidad  los habían robados en nuestro país.

Investigaciones posteriores revelaron que el modus operandi lo habían utilizado en numerosas ocasiones y en distintos lugares, pero siempre por el mismo grupo de personas.

Han inspeccionado dos estaciones de ITV en Madrid, donde la organización pasaba las inspecciones de los vehículos previamente sustraídos y falsificados, así como cuatro talleres mecánicos y tres concesionarios en Madrid y Toledo, en los que se vendían vehículos robados con los elementos falsificados, simulando proceder del extranjero.

Falsas asistencias de grúa para robar vehículos

Los robos estaban perfectamente planificados y se elegía la marca y modelo y las ubicaciones para llevarlos a cabo, preferiblemente zonas residenciales y áreas empresariales de Madrid. Llegaban incluso a realizar un seguimiento y estudio previo de las rutinas de los propietarios de los vehículos elegidos. En algunos casos, los propios delincuentes instalaban, sobre los potenciales vehículos a sustraer,  dispositivos de seguimiento GPS para facilitar toda la labor anterior.

Cómo circunstancia novedosa, una rama de la organización contaba con dos grúas de asistencia en carretera, con las que se desplazaban a los lugares donde estaban estacionados los vehículos elegidos para ser sustraídos, y simulando una asistencia real los cargaban en las mismas transportándolos  al término municipal de Griñón (Madrid), donde los dejaban “enfriar” unos días para detectar cualquier actividad externa sobre ellos. Posteriormente los trasladaban a una finca privada del municipio de Torrejón de Velasco (Madrid), donde se procedía a la falsificación de todos sus elementos y marcas  de seguridad.

Otra modalidad de sustracción consistía en alquilar vehículos de la marca y modelo elegida, trasladándolos a distintos países europeos, donde una vez finalizado el plazo de entrega contratado,  no los devolvían y los matriculaban en esos países con documentaciones falsas, previamente sustraídas de otros vehículos de idénticas características.

En otras ocasiones utilizaban un sistema más convencional, extrayendo la cerradura de la puerta para acceder al interior y, con un dispositivo electrónico que se conecta al puerto de diagnosis, anulaban el inmovilizador y lo arrancaban en pocos segundos.

Vehículos doblados en circulación

Finalmente cambiaban la titularidad de los vehículos sustraídos para eludir cualquier acción policial o administrativa. Para ello, obtenían información de vehículos de idénticas características solicitando informes a la DGT, a través de una gestoría online de la provincia de Málaga, consiguiendo por menos de 10 € que cuesta cada informe, todos los datos necesarios para utilizarlos en las documentaciones falsificadas.

De esta manera, tras falsificar la placa de matrícula y el bastidor de los vehículos robados con los datos de los legales, circulaban por nuestras carreteras dos vehículos con los mismos datos de identificación y de titularidad, lo que ha motivado, en varios casos, que los legítimos propietarios recibiesen denuncias de tráfico procedentes de provincias en las que no habían estado.

Otra vía utilizada por esta organización para introducir vehículos sustraídos en España, consistía en que una vez falsificados los bastidores, matrícula y documentaciones con datos de vehículos de Alemania o Suecia, principalmente, pasaban la ITV en España y, con este informe favorable, lo registraban administrativamente como procedente de esos países, cuando en realidad, nunca habían salido de España.

Sobre el resto de vehículos sustraídos, la organización actuaba de manera inversa, falsificándolos con información de vehículos españoles y enviándolos para su venta a países europeos, principalmente a Francia, donde se han recuperado casi la mitad del total de los vehículos sustraídos.

Por este motivo, mediante la coordinación de EUROPOL, se inició una investigación conjunta con la Brigade de Recherche de Gendarmerie de Rodez (Francia) y la OCLDI  (Oficina Central para la Lucha Contra la Delincuencia Itinerante) de Gendarmerie de Francia, para esclarecer la trama delictiva asentada en el país galo, que vendía gran parte de los vehículos españoles.

Por ello, 4 componentes de la Guardia Civil encargados de la investigación, se trasladaron al país vecino para colaborar in situ con las fuerzas policiales francesas, donde se detuvo a 8  integrantes de esta organización internacional y se identificaron gran parte de los vehículos sustraídos en España.

Modos de venta; compradores de buena fe

Una vez superados todos estos trámites y con los vehículos “legalizados”,  algunos de ellos los exponían en concesionarios españoles, otros en compraventas franceses y otros por internet, todos ellos con un precio de venta ligeramente inferior al de mercado,  para así atraer potenciales clientes y cerrar su venta cuanto antes.

Decenas de propietarios españoles habrían comprado vehículos en estos concesionarios,  desconociendo realmente su procedencia ilícita. No obstante, y en previsión de que se descubriese que esos vehículos eran robados y fuesen entregados a sus legítimos propietarios, este grupo criminal instalaba dispositivos GPS en los mismos, para volver a robarlos de nuevo en caso de que las fuerzas de seguridad lo recuperasen y así empezar el ciclo de la falsificación de nuevo.

Esta operación ha sido desarrollada por la Sección de Delincuencia Organizada del Automóvil de la Unidad Central Operativa (UCO) de la Guardia Civil y por el  Sector de Tráfico de la Guardia Civil de Madrid, contando con la cooperación policial de distintas unidades de Gendarmerie de Francia y  de la Policía de Alemania, así como la coordinación de Europol.

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